Así empezó todo -1989-
Corría el año 1989, hagamos cuentas, todos saben que nací en el 81. ¿Cómo puede un niño con 8 añitos cumplidos estar pensando en hip hop? La respuesta es clara; no pensaba en el hip hop. De hecho estaba dando los últimos coletazos de Barrios Sésamo, empezó Bola de dragón, Oliver y Benji o Caballeros del zoodíaco por aquella época. Pero fue gracias a la influencia de mi hermano. Él era mayor que yo 5 años, fue quien verdaderamente me despertó el interés por esta música.
Por aquel entonces compartíamos cuarto, recuerdo una pequeña mesa de noche a compartir para los dos. Encima de dicha mesa teníamos a la evolución total en formato radio-cassette; era una guetto-blaster. Pero no cualquier guetto, a parte de la doble pletina, con radio tenía ecualizadores…De esas que necesitabas ir al gimnasio unos meses para poder cogerla y atreverte a salir a la calle sin que se te note que la vena del cuello se te está hinchando del esfuerzo al cogerla…

Había un tema que me llamaba especialmente la atención, era el Watch Me Now de Ultramagnetic Mc’s por aquel entonces no sabía como se llamaba el tema (con saber el grupo era más que innovador). Recuerdo ese sonido inicial que lo describí en mi mente de niño como el «cantar de una rata» y sí, hoy por hoy es el «scratch». Con esa edad no tenía claro ningún concepto, ni el por qué, ni de donde ni nada de nada.
Sólo sabía que me llamaba la atención los graves, las bateras a un tempo dándolo todo y a los pocos segundos de empezar a rapear el mc’s que decía; «uno, dos non cuatro» y algo de «spanish» no sé que… demasiao para mí que no tenía ni papa de inglés.
Lo mejor era mi madre. Ella relacionaba que si la radio estaba encendida, significaba que mi hermano mayor estaba en casa. Pronto se dió cuenta de que no era así, y que debía compartir los sermones con «babucha en mano» diciendo que el volumen estaba demasiado alto o que esa música «nos iba a dejar sordos», expresiones tan variopintas como «pa’ qué quiere la radio tan alta si no entendeis lo que dice»… Todo un manjar de expresiones que marcaron mi infancia-adolescencia.

Pronto, esas cintas de ferro se multiplicaron, es verdad que no con la expansión tan vertiginosa que existe actualmente. Recuerdo que mi hermano tendría algunas monedas de 20 duros para comprar algunas cintas. Por aquel entonces funcionaba el trueque de una por otra. Mi hermano grababa una cinta a un colega y el colega se la grababa a él. Así era el bucle y «viceversa» que funciona para compartir música. Ni pensar queda que ahorrar para comprar en «discos del sur» eran factores más que descartables por aquella época pues el poco dinero que había era para cintas de ferro o para algún capricho de adolescente.
Una gran influencia a ese boom de 1990 de la música rap, al menos por la zona en la que me crié, fue la basa naval Americana situada en Rota. Desde allí llegaban algunas cintas de grupos que no sabía pronunciar. Cintas de grupos desconocidos, cintas de grupos nuevos, pero sobre todo cintas, cintas y más cintas. Esa era la obsesión. Era el comienzo de una era, una cultura y hoy por hoy tras casi 30 años, se podría resumir en toda una vida, la mía. Gracias por leer estas líneas.
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